MONÓLOGOS Y CHASCARRILLOS
IRREFUTABILIDAD 1: TEMARIO PARA OPOSICIONES A POLÍTICO: Tema 1: "Estas medidas no nos gustan pero son imprescindibles e inevitables". FIN DEL TEMARIO.
CHASCARRILLO 1: Tengo una diverticulitis y no puedo parar de jugar al monopoli.
CHASCARRILLO 2: He colocado 2 tomos de la enciclopedia encima de la tele y ahora tengo una tele de alta definición.
CHASCARRILLO 3: Han anunciado para hoy posibles tormentas con mucho aparato eléctrico, a ver si tengo suerte y me cae una tostadora.
CHISTE 1: Últimas noticias: Se ha estrellado un avión en el cementerio de Huelva. Bomberos procedentes de Lepe han rescatado más de 10.000 cadáveres del lugar del siniestro. Seguiremos informando.
CHISTE 2: Entra un hombre a la farmacia:
- Deme 20 cajas de supositorios.
La farmacéutica sorprendida responde: "Pero usted que hace se los come."
- No, si quieres me los meto por el culo.
CHASCARRILLO 3: Han anunciado para hoy posibles tormentas con mucho aparato eléctrico, a ver si tengo suerte y me cae una tostadora.
CHISTE 1: Últimas noticias: Se ha estrellado un avión en el cementerio de Huelva. Bomberos procedentes de Lepe han rescatado más de 10.000 cadáveres del lugar del siniestro. Seguiremos informando.
CHISTE 2: Entra un hombre a la farmacia:
- Deme 20 cajas de supositorios.
La farmacéutica sorprendida responde: "Pero usted que hace se los come."
- No, si quieres me los meto por el culo.
CITA
INGENIOSA 1: “Hay muchos
católicos que les estaría muy bien empleado que dios existiera”.
CITA
INGENIOSA 2: “Te cambio
una lágrima por una sonrisa, y quédate con la vuelta”.
CITA
INGENIOSA 3: “No se debe uno suicidar, si no es en defensa
propia”.
CITA
INGENIOSA 4: “Soy tan pobre, tan pobre, que ya por no tener, no
tengo ni inconveniente”.
CITA
INGENIOSA 5: “Hay dos tipos
de hombres que jamás llevan dinero encima: los muy pobres y los muy ricos”.
CITA
INGENIOSA 6: “Me pregunta
usted que dónde está la felicidad. Pues mire: siga todo recto, recto, recto… y
al final”
CITA
INGENIOSA 7: Con el primer
pájaro metido en una jaula, nacieron las ideas de derecho, estética, crueldad,
autoridad y diferencia de clases.
Estoy
convencido de que entre los animales y las personas no existen diferencias. Para
adentrarnos en el tema creo conveniente recordar una anécdota que me sucedió
hace poco en una cena de etiqueta, una boda concretamente, que era precisamente
de etiqueta porque no le pude quitar la etiqueta al traje para poder volver
después a cambiarlo en el Emilio Tucci
de la capital. Pues bien, antes de empezar el banquete y una vez todos sentados
en las mesas, se me ocurrió engancharme el mantel al cuello de la camisa para
no mancharme el Emilio Tucci de 1.300
euros; no podía arriesgarme con la servilleta, era muy pequeña. El caso es que
oí susurrar a los de las mesas cercanas que decían: "¡Mira que animal!, es
más burro que un arado".
¡Pues vale,
sí! lo reconozco sin vergüenza. Me considero un animal, y voy más allá aún.
Pues pienso que en realidad ¡todos somos animales! No entiendo cómo ha llegado el ser humano a utilizar la
palabra “animal” como un insulto. Para demostrar que esto es un sin sentido,
voy a mencionarles algunas de las muchas cosas que tenemos en común con los
animales.
Por ejemplo,
quizás a muchos les de asco que los perros huelan cualquier caca que se
encuentran por ahí. Pero la gente no sabe realmente lo que significa esto. Hay
que tener en cuenta que los perros tienen un olfato 40 veces más potente que el
humano; de lo que se deduce que cuando un Cocker se entretiene oliendo caca se
está diciendo:
―A ver, a ver… perrita Fox Terrier,
3 años, color blanco canela, 10 kilos de peso, 40 cm. de estatura, nivel de
estrógenos alto, la cagó hace 15 minutos y medio, y se fue por allí, por la
avenida Echegaray.
¡Ya veis, ni
entre Horatio Nelson, el del CSI, y el
Mentalista lo habrían hecho mejor! Sin embargo, nosotros pensamos: “¡qué asco
el perro oliendo la caca!” Pero… ¿y nosotros?... Cuando nos tiramos un pedo.
Pongamos por caso uno de esos de invierno que soltamos bajo la manta. ¿Sabemos
que huele mal? ¿No? Pero no soportamos la tentación. No podemos resistirnos a
levantar un poco la manta y realizar una breve inhalación. Y después decimos:
―¡Joder, qué mal huele!
Pero, por
favor, un poquito de discernimiento. ¿Acaso alguna vez nos hemos tirado uno que
huela a Jordi Labanda?
Pues todavía
hay cosas peores. Siguiendo con los perros, además de las cacas también se
huelen el trasero unos a otros. De acuerdo, cierto es que yo no le huelo el
culo a mi vecino de arriba, a ver si se ha cambiado o no de calzoncillos, pero
tengo un amigo que le roba la ropa interior a mi vecina de abajo y luego me
enseña los tangas, se los acerca a la nariz, y me dice “UMM, QUÉ BIEN HUELE”,
un degenerao. Además voy a demostrar que superamos a los perros en hábitos
antihigiénicos, e incluso al resto de los animales, sólo mencionando unos
cuantos términos: “un francés” (de los que no son de Francia), “un 69” (cuando
no estamos en un Bingo), o “un beso negro” (cuando los implicados son de raza
blanca, por ejemplo Hiniesta y Paz Padilla).
Y luego nos preocupamos de la
higiene. Cuando está claro que, por ejemplo, los gatos nos ganan tanto a la
hora de acicalarse como a la de usar el baño. Y aquel que lo dude no tiene más
que visitar el baño de una estación de autobuses. Yo he llegado a ver mierda
por las paredes. ¡Puf!, Prefiero no recordarlo, he tenido que pagarme 2 años de
psicólogo para quitarme esa imagen de la cabeza.
Ya les digo que intento buscar
diferencias entre las personas y los animales y no soy capaz de encontrarlas, incluso
en el campo de la inteligencia en el que, supuestamente, llevamos bastante
ventaja. Unos dicen que nos diferenciamos porque usamos el lenguaje; no
obstante, ahí están los loros. Sí, ya sé que algunos dirán que los loros lo
único que hacen es repetir palabras, pero incluso así tienen un vocabulario 3
veces más amplio que el de Sergio Ramos. De todos modos, los animales no
necesitan hablar para comunicarse. Por ejemplo, tú ves a un Doberman ladrándote
de mala leche detrás de una verja y… ¿qué te está diciendo?... Que no pases,
que te alejes de allí; cualquiera lo entiende. En cambio, yo aún estoy
esperando el día de entenderle 2 palabras seguidas a la duquesa de Alba.
Otro tema respecto a la inteligencia.
Quizás los animales no sepan de matemáticas, pero… ¿para qué las quieren? Las
golondrinas y los castores saben construir casas de alta calidad, las hormigas
consiguen almacenar comida para el invierno, las cigüeñas nos superan en
convivencia matrimonial, y los chigüires, una especie de roedor, pueden llegar
a las 15 cópulas por hora. Está claro que
saben vivir mejor que nosotros. Hemos intentado hacerles la competencia
y hemos fracasado. Por ejemplo, los españoles hemos sido claramente derrotados
en lo de construir casas dignas; King África en lo de acumular comida para el
invierno (nunca tiene bastante); y Berlusconi ha fracasado en lo de la
convivencia matrimonial por intentar ganarles en lo de la sexualidad a los
chigüires.
En el fondo
sabemos que los animales son más nobles que nosotros y por eso siempre los
hemos utilizado para educar a nuestros hijos. Se empezó por ejemplo, con
Espinete, un erizo gigante de color rosa que nos enseñaba a hacer la cama y a
ponernos el pijama, pero que luego salía desnudo por la calle. Aún así caía
bien, pero se ve que en el fondo nos jodía que un animal educara a nuestros
hijos y lo fuimos transformando para que no se notase que era un animal. La
primera evolución la vimos con Don Pin Pon, un sucedáneo de oso panda pero
teñido con Farmatin, con un sombrero de
paja y que nunca supe de qué trabajaba. Luego llegó Yupi, que parecía un pavo
real albino, acompañado por Astraco, una especie de hombre gorrino. Y, claro,
la cosa ya degeneró tanto que llegamos a los Teletabis, que no sé si son
hipopótamos mutantes de colores o son los hijos de Falete.
También hemos utilizado mucho a los
animales para los cuentos. Por ejemplo, las ranas, a las que das un beso y se
convierten en príncipes, siempre y cuando no sean una rana punta de flecha.
Esta rana posee uno de los venenos más potentes del planeta; y lo peor es que
si la besas, ya lo de menos es si sobrevives o no, lo jodido es que con tanto
veneno en lugar de en un príncipe seguro que se convierte en Federico LoSantos.
Por otra parte, cierto es que hemos
conseguido superar a los animales en habilidades como la velocidad o la fuerza
gracias a nuestra inteligencia técnica, con la que hemos creado las máquinas;
aunque este mérito se debe tan sólo a unos pocos individuos, pues la mayoría
nos encontramos a un nivel intelectual bastante decepcionante. La escala
intelectual podríamos establecerla mediante un gráfico, en cuyo extremo más
alto estaría Einstein, y en el más bajo Belén Esteban, pero lo preocupante es
que la media resultante es Homer Simpson. En la élite sólo hay 4 gatos,
Einstein, Newton, Leonardo Da Vinci, y el que inventó los chismes estos para
que no se aplasten las pizzas.
E incluso así, hemos inventado el
coche o el avión, con los que ganamos en velocidad al guepardo, con 120 km/h,
en tierra, y al halcón peregrino, con 300 km/h, en el aire. Sin embargo,
nuestra inteligencia social aún deja mucho que desear. Nunca llegaremos al
nivel de perfección de una colonia de hormigas, una manada de ñus, o una
bandada de pájaros. ¿Habéis visto cómo se coordinan los pájaros en el aire? No
hay atascos, no hay accidentes, no hay insultos, no hay kamikazes. Justo lo
contrario que nos sucede a nosotros con el tráfico. Nos ponen una señal a 120,
y vamos a más de 150; nos dicen que respetemos la distancia de seguridad, y
vamos pitando al novato para que se dé prisa; nos dicen que salgamos
escalonados en vacaciones y montamos un atasco monumental en la M50. Y si nos
hartamos y decidimos ir a pie, nos atropella Farruquito.
Y es que está claro que en
inteligencia social, es decir convivencia en comunidad, los animales nos sacan
20 pueblos. Repetidos malos ejemplos humanos me dan la razón: Calígula,
Torquemada, Hitler, Stalin, Jomeini, Sarah Palin, Sálvame Deluxe…
Estoy deseando que nosotros, el
Homo Sapiens, el hombre que piensa, termine de evolucionar y que además de ser
capaz de pensar, también acierte cuando lo haga. Tenemos que llegar al Homo
Sapiens Acertatus, por ejemplo; aunque viendo lo que hemos acertado con la
crisis, que nos ha pillado a todos con los pantalones bajados, creo que aún no
estamos ni a la mitad del camino hacia una verdadera civilización, donde está claro
que nos ganan los animales. Ya lo decía Roberto Carlos en su canción: “Yo
quisiera ser civilizado como los animales”. Una curiosa reflexión: POR CADA
ADMIRADOR DE TERESA DE CALCULTA HAY 1.000.000 DE CRISTIANO RONALDO; hasta que
no se invierta este dato no empezaremos a civilizarnos.
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Que dios te lo pague si existe.